viernes, 10 de junio de 2011

10 vinos que marcan tendencia

Raro es el día en el que alguien no nos pregunta qué vino descorcharíamos en una ocasión especial, por cuál pagaríamos mucho dinero o, la gran pregunta: ¿cuál es el mejor vino español? Para nosotros dar alguna respuesta a estas cuestiones es como decir si queremos más a papá o a mamá.  
La revolución vinícola que ha vivido nuestro país se ha traducido en unos vinos capaces de competir con cualquiera y es prácticamente imposible elegir solo uno. Un orgullo y un placer. Aún así, uno acaba mojándose y finalmente da algún consejo en concordancia con la situación en la que el curioso en cuestión vaya a descorchar ese vino. Por eso se nos ha ocurrido ir más allá y vamos a intentar ayudar a entender cuáles han sido las tendencias que han alzado a los vinos españoles al lugar que hoy ocupan.
 
Nuestra experiencia a lo largo de los años, gracias a la edición de La Guía Todovino, nos ha permitido vivir en primer plano estos movimientos vinícolas. Tras poner ideas en común, discutirlas y llegar a una serie de conclusiones, hemos resumido la historia reciente del vino español en diez tendencias, las que consideramos que han tenido más seguidores. Les animamos a descubrirlas con los vinos que hemos elegido en representación de cada una así como a añadir opiniones y experiencias.
 
 
1. Cavas a la altura de los mejores espumosos
Los grandes espumosos siempre han tenido acento francés, de champange para más señas. Sin embargo, un grupo de bodegas españolas con la calidad por bandera ha demostrado que aquí también se pueden elaborar grandes espumosos. La base: un concienzudo trabajo en viña para obtener una materia prima que soporte un envejecimiento prolongado y que luego sea capaz de evolucionar en botella. El cava Celler Batlle, de la firma Gramona y con ocho años de crianza con sus lías, es un excelente representante de esta tendencia y uno de nuestros cavas más complejos y con mayor capacidad de guarda.
 
Viñedo enparrado de Pazo de Señorans2. El blanco cumplió su mayoría de edad
España ya no es sólo un país de tintos. La calidad de nuestros blancos ha crecido exponencialmente en los últimos años. Ya no solo se elaboran blancos jóvenes, frescos y afrutados. La apuesta por un trabajo con uvas locales y por elaboraciones serias que buscan productos más complejos se ha traducido en blancos capaces de desarrollarse y crecer en la botella. Pazo de Señorans en Rías Baixas (en la imagen, su viñedo emparrado) fue la bodega pionera en criar -durante más de 30 meses- la uva albariño en depósito de acero inoxidable y con sus lías para obtener un blanco complejo, con una boca voluminosa (casi de tinto) y que aguanta el paso del tiempo.
 
3. La voz de la viña
Cada vez hay más viñedos que se vinifican, crían y embotellan por separado. La razón, más allá de la alta calidad o edad de un determinado viñedo, es el carácter diferencial y distintivo que es capaz de aportar en función de su ubicación, suelo y microclima, lo que los franceses llaman terroirViña El Pisón, la etiqueta más mítica de la bodega riojana Artadi, no sólo fue de las primeras que apostó por este concepto en Rioja, también tiene el estatus de un vino de culto porque ofrece una personalidad inigualable.
 
Botellas de Clos Mogador4. Más allá de las zonas clásicas
Regiones olvidadadas pero de larga tradición vinícola han despertado durante las dos últimas décadas para aportar nuevas voces al vino español. Priorat, en Tarragona, fue la primera y la que se posicionó más alto en calidad y en precio. Le siguieron otras como Jumilla, en Murcia, o el Bierzo en León. En el Priorat,Clos Mogador es un símbolo de coherencia y continuidad. Su creador, René Barbier, uno de los fundadores de este nuevo Priorat, es uno de los grandes románticos del vino, a tono con el paisaje abrupto, extremo e inspirador de la región en la que trabaja.  
 
5. Sin denominación de origen
No todos los grandes vinos están elaborados bajo las normas de una denominacion de origen. Los hay que rompen normas y nacen en libertad bajo la batuta de su enólogo y elaborador. Hoy existen cientos en el mercado y se amparan a menudo por las designaciones de vinos de la tierra. Mauro es una de las etiquetas que mejor ha difundido en España este mensaje. La familia García, con Mariano a la cabeza, ha convertido a este tinto en una de las marcas más sólidas del vino español, con regularidad en la calidad y un estilo por encima de modas.
 
Garaje en el que nació Pingus, el vino más caro de España, hace quince años6. Los vinos de garaje
Se apoyan en un concepto de trabajo de orfebre con la máxima selección de uva grano a grano, las mejores maderas, la elaboración más mimada y producciones muy limitadas que se traducen en altísimos precios.Pingus, el vino más caro de España, es el gran impulsor de este concepto en nuestro país (en la imagen, el garaje en el que nació Pingus). Fue el modelo en el que se miraron las marcas que aspiraban a alcanzar este olimpo y a conseguir el favor de la crítica internacional.
 
7. La nueva Rioja
En los últimos años Rioja ha vivido una modernización radical traducida en la elaboración de tintos más modernos (potentes, concentrados y con mayor peso de fruta). Casi nadie en la denominación más famosa de tintos españoles ha querido quedarse al margen de esa modernidad y apostar por la creación de nuevas marcas con vinos más vanguardistas. Aunque hay muchos tintos que apostaron por este concepto en la denominación, Torre Muga tiene de significativo el hecho de haber sido el primero, además de haber nacido en una bodega tradicional del Barrio de la Estación de Haro: Muga.
 
8. La Rioja clásica
Pese a lo anterior, los clásicos no se han ido de Rioja y parece que cada vez vuelve con mayor fuerza el estilo de tintos elegantes, persistentes y profundos largamente envejecidos en barrica y botella. Castillo Ygay, una de las marcas más antiguas de la denominación, es un excelente arquetipo de esta última tendencia. Se ha renovado, pero mantiene sus sólidas raíces riojanas, sus más de 30 meses en barrica y su nariz de marcada complejidad.
 
9. La ‘Nueva España’
La nueva España está formada por tintos que surgen prácticamente de cualquier zona vinícola, incluso de las que tradicionalmente han estado menos asociadas a los vinos finos. Jumilla, la que fuera reina de los graneles, alumbró hace unos años El Nido, una marca que juega la carta de la intensidad y la potencia y con su impactante imagen, además, ayuda a poner los tintos mediterráneos en el mapa internacional.
 
10. Recuperación de variedades autóctonas
El viñedo español es un paraíso de uvas por explorar y por descubrir. La nueva forma de trabajar en viñedo y bodega ha permitido descubrir el gran potencial de calidad de variedades que hasta hace muy poco se consideraban menores. En Mallorca, por ejemplo, An Negra demostró que se podía hacer un gran tinto de la casi desconocida y poco valorada uva autóctona callet. El resultado: aromas de paisaje mediterráneo embotellado, menos estructura de la que está a la moda, pero gran personalidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario