Situado en el corazón de Toledo, en pleno barrio de la Judería, junto a la Casa del Greco, la Iglesia de Santo Tomé, la Sinagoga del Tránsito y el Palacio de Fuensalida, se encuentra este mesón que se inauguró en 1998 y su propietario es Vicente Barrejón, persona de gran experiencia en el mundo de la restauración, que empezó a trabajar en esta mundillo con 16 años y a los 22 montó su primera pizzería. Después, en 1996, una cervecería, hasta que dio el paso definitivo con La Orza.
Como buen emprendedor, tiene previsto inaugurar un nuevo local situado muy próximo al Museo del Ejército, más o menos para 35 personas, algo mayor de capacidad que el actual. Se trata de un local tipo vinoteca, donde se podrán degustar los caldos de varias denominaciones de origen.
El comedor de La Orza es más bien pequeño, tiene solo siete mesas, aunque bien repartidas y con capacidad para 28 personas, lo que significa que se come a gusto y con holgura, sin enterarse de las conversaciones de los vecinos.
Con el buen tiempo, habilita una magnífica terraza que permite ampliar las plazas del comedor y disfrutar de unas buenas vistas de Toledo.
Está decorado de forma rústica con abundancia de madera, paredes de piedra y ladrillos de cara vista que forman la separación abovedada. En sus paredes, cuadros, objetos, botas y un mueble botellero integrado.
Su cocina es tradicional castellana, con toques de modernidad, basada en la buena materia prima de la región. Su carta no es demasiado extensa. Como sugerencias de la casa tenemos los creppes de morcilla y pisto manchego, las patatas gratinadas con bacalao y torreznos fritos, los lomos de bacalao al horno con ajo y perejil, la carrillada de cerdo ibérico al aroma del romero, el cordero relleno en salsa de foie, las carnes rojas a la parrilla y el cochinillo asado.
De postre, las natillas de mazapán y la leche frita con helado de mazapán.
La bodega es buena, con referencias interesantes de Castilla La Mancha y otras denominaciones de origen. Ha incorporado a la carta los vinos del Marqués de Cáceres, en concreto Gaudium, de la Ribera del Duero el Cepa 21, de Emilio Moro y de la misma zona de la finca Viñacreces, a unos precios muy interesantes.
El servicio es muy atento, hay que reservar mesa con antelación si es fin de semana, ya que desde el viernes por la noche suelen tenerlo completo. Es fácil encontrarse con políticos, artistas y personajes públicos.
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